miércoles, 7 de marzo de 2012

Con las alas bien puestas para volar


Desde niña fue muy intrépida, quise siempre conocer nuevos mundos, nunca estuve conforme con lo que tenía, la vida me ha dado poco a poco lo que he querido y todo todo ha sido gracias al esfuerzo y al sacrificio no sólo mío sino también de mis padres.
Recuerdo todavía cuando jugaba en la calle de mi casa, cuando mi madre me tenia de acorretear para cumplir con mis obligaciones, las tareas me parecían muy difíciles y las aventuras de afuera eran las más importantes por descubrir, creo que ahí empezó la inquietud por la investigación.
Mis mañanas y tardes me las pasaba jugando en la calle bajo el sol, los días eran cortos para seguir corriendo, las noches sólo servían para descansar y para soñar y mis sueños eran tan extraños que siempre me despertaba con ansias de conocer esos lugares con los que soñaba.
Cuando entendí que el mundo era tan grande pero que tenía algunos límites, me puse a la tarea de empezar a conocer, empecé a medir mis posibilidades de seguir dando pasos, mi pueblo me resultaba pequeño, mis amigos me resultaban poco interesantes y mis energías eran cada vez mayores. Fui encontrando en los estudios una herramienta para volar, para salir, para conocer, para brincar la fronteras. Nunca pensé que mis destino estuviera ligado al conocimiento.
Toda mi niñez estuvo un poco ensombrecida por la ausencia de mi padre, me preguntaba porqué no estaba, pero entendía que era porque alguien tenía que trabajar pero aún así había que rendirle cuentas cada vez que pasados los años regresaba. Siempre tuve la imagen de un padre autoritario, que arruinaba mis planes y que imponía límites que yo ya había rebasado y eso inmediatamente me enojaba.
Debo reconocer que no era un ambiente que me encantara por lo que me significó que deseara que ya no estuviera más. A mis 31 años, siento que mi padre, aún esta lejos pero lo quiero tener cerca, sin duda, ya son otras épocas.
Pasados los años, siendo aún adolescente, tuve que enfrentarme a mis propias aventuras, aplico para la preparatoria fuera de mi pueblo y me aviento a estudiar a la ciudad, muchos días fueron muy tristes porque las necesidades eran muchas y porque mis ambiciones también lo eran. Sentía coraje cuando mis compañeros tenía a alguien que los fuera a recoger, tenían un carro, tenían una actividad distractora los domingos y yo sólo estaba reducida a regresar a casa a seguir estudiando y a acompañar a mi mamá y hermanos, ¡patrañas! Regresaba sólo porque eso representaba un ingreso económico que evidentemente se me había agotado. Una forma de afianzarme más a la ciudad, fue practicando el basketball porque me relajaba y porque era una actividad que podía hacer durante el día ya que de noche no podía salir. Aún en la preparatoria, no fui de novios, sólo fui de amigas, sólo cumplía con mis obligaciones y de repente, podría escaparme al cine o a tomar un helado.
Mi primer fracaso vino cuando intenté ingresar a la escuela de medicina, mi destino sin duda no estaba ahí, fue la única vez que no hice un nuevo esfuerzo.
Mi vida alrededor de la carrera de nutrición no cambió mucho, muchos estudios, muchos esfuerzos, pero seguía siendo una niña virgen, intrépida, inocente. Ahí empezaron los viajes relacionados con congresos y empecé a descubrir un mundo totalmente diferente desde el punto de vista académico, y desde el punto de vista de la diversión. Me empezó a llamar la atención el ambiente aún más acelerado de las ciudades, visité Veracruz, Oaxaca, Querétaro, Monterrey, Tabasco, Querétaro, Guanajuato, Cuba. En cada uno de ellos tuve experiencias muy enriquecedoras y divertidas, cada uno de ellos forma parte de la gran experiencia que tuve con mis amigos y actuales colegas.
Años después, la carrera se termina con éxito, el examen de grado fue un gran mérito porque tuve la oportunidad de desarrollar una tesis sobre diabetes y fuentes de apoyo, quizá este es el tema que ha dirigido mi vida desde entonces.
Quiero aclarar que la Wendy de aquí ya no es la misma aventurera de siempre que no le gustaban los estudios, era la Wendy que deseaba ser una profesional, una experta en la materia y un luchadora empedernida por la vida. Siempre tuvo la inquietud de encontrar a alguien que la quisiera, que quisiera compartir esas ganas por vivir pero que la apoyara cuando los vientos sean demasiado fuertes.
La familia había pasado a un segundo plano, la familia importaba menos, las cosas estaban enfocadas solamente en la carrera, sólo la carrera.
Justo al término de la carrera y antes de viajar a Cuba, conoce a Diego. Es inimaginable que lo que pudo pasar, al poco tiempo las hormonas se alborotaron, la adrenalina de una relación fue lo que detonó todo, las ganas de avanzar con alguien se acercaron y se mantuvieron ahí por casi 10 años.
Mi vida cambió por completo, pasó de ser un todo un momento de incertidumbre a un cúmulo de situaciones relacionadas con el amor, celos, ansiedad, necesidad, ternura, fragilidad que me llevaron a abandonar todas las ideas de aventura.
Este amor, me convirtió en una persona totalmente conservadora, me hizo creer que la vida era mejor así, que las cosas sólo tienen un sentido, sólo se puede vivir de una manera, y esta es en pareja y manteniendo fidelidad hasta que la muerte nos separe. Al final entendí que es una condición que no existe, que los sentimientos cambian, que las personas así como el río siempre regresan a su nivel porque al final de cuentas sigo siendo la misma Wendy de siempre que quiere salir a la calle a jugar, a recorrer aventuras, a seguir luchando a imponerse romper los límites de las circunstancias de la vida de condicionan.
Al cabo de los años, esta es la verdadera Wendy, es la que quiere correr, es la que no se pone límites, es la que busca su libertad, es la que quier llorar cuando algo no sale bien, es la que quiere que la acompañen pero que viva con la misma energía con la que ella vive. Que no le importa el dinero sino el placer, es vivir intensamente sin que nada ni nadie la detenga.
Wendy no es mala, es demasiado generosa, es la fuerte de la familia, es la que no se quiebra, es de la que todos se apoyan, es la que no tiene problemas, es la que no sufre por un hombre, es la que se trauma si las cosas no le sale bien y es la que rompe las reglas de forma drástica cuando coge fastidio y los demás sólo entorpecen.
           
Marzo 03 de 2012.

Hoy Wendy sigue siendo la fuerte pero sabe donde serlo, sabe que también es débil, sabe que la vida le pone pruebas y le ha impuesto una condición. Por lo anterior, me siento diferente!

Aplausos! 

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