martes, 10 de julio de 2012

A un mes de volar

Llego el momento de escribir lo que ha pasado, hoy es el día de escribir con dolor en las manos y recordar que fue lo que nos trajo hasta aquí. 


Hace unos meses emprendí un nuevo camino, tal como la película Comer, rezar y amar, me sentía agotada, harta y realmente con una nube en la cabeza que se descargaba cada vez que podía, con trueno y algunos destellos de luz q lo único que me indicaban era el camino que no debía seguir. 


En diciembre de 2011, decidí intentar de nuevo una vida de pareja, una vida en matrimonio y cerca de mi familia...no funcionó. Mi ímpetu por explorar era más fuerte que esa zona de "confort". Decidí emprender un viaje, para conocer amigos, decidí probar la distancia y refugiarme en los brazos de gente con mi mismo sufrimiento y dolor. La recompensa fue muy grande, la felicidad sigue presente y los sueños y las esperanzas por lograr la felicidad ha crecido. 


En una primera parte del viaje, todo se sintió como un paraíso y un reencuentro con Dios, hace mucho que no le hablaba, hace mucho que no encontraba su presencia y la encontré con una hermosa familia que me cobijó y que me enseñó muchos valores, a la par tuve diversión, reflexión y comprensión. 


En los momentos de angustia, alguien me cobijó, descubrí la amistad sincera y puede ser la más feliz del universo por haber hecho un sueño realidad. Al final de cuentas, necesitaba reencontrarme conmigo misma y con la gente que quiero. 


Días después, otras señales aparecieron, una oferta nueva de trabajo, un cambio de vida, un cambio de ambiente, parecía que Dios había escuchado mis plegarias, parecía que alguien que no conozco estaba confabulando a mi favor. Las cosas se dieron, las amistades demostraron su cariño y ahora estoy aquí, viviendo lo que el Señor puso en mis manos y planeó que pasara. Recuerdo que reflexionaba sobre que sólo somos un instrumento. 


Al día de hoy, ya llevo poco más de un mes, en las primeras  fechas la pruebas de lealtad de hicieron presentes, la lección más grande es ser leal consigo mismo y con nuestros propios principios. He estado a prueba, casi caigo, sin embargo, pude detectarlas a tiempo y gracias a eso, hoy conservo y evité traicionar la confianza en mi misma. 


Quien me brinda un hogar ahora me dice te quiero y quien me sabe querer hoy me abre el corazón y me eleva hasta el cielo. 


Hoy, después de varios meses sin dolor, me siento cansada, me siento un poco agotada físicamente, la mente me da vueltas sobre si lo que estoy haciendo es lo correcto. De nuevo empiezo a tener curiosidades, de nuevo me pongo a explorar y de nuevo me empiezo a inquietar. 


Lucho todos los días por alcanza la satisfacción que ansío, sin embargo, espero no estar dirigiendo los esfuerzos donde no debo. 




WB en momentos de soledad y reflexión. 
2012-07-10.



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