domingo, 30 de diciembre de 2012

Dejavú


Si bien es cierto que el mismo drama sería casi imposible que pudiera ocurrir dos veces, irónicamente como en muchas ocasiones a mi si me pasa. Es como volver a ver la misma película con la diferencia que en ninguna de las dos ocasiones he llegado a ver el final. 
Me volví a encontrar con la misma escena y en las mis circunstancias, en aquella ocasión lloré mi desgracia por fuera, en esta ocasión fue por dentro. 
Ver a aquel hombre sin bata blanca decirme que la cronicidad tiene tiempos y sus propios argumentos me hicieron pensar que de nuevo hay que hacer cambios, que de nuevo el tiempo se reduce y que las circunstancias o las condiciones para vivir deben de cambiar. 
Escuchar las complicaciones, el paquete de medicamentos y cómo esta situación puede afectar mi estado anímico, explican y me dan todos las justificaciones para entender qué ha pasado en los últimos meses. No cabe duda, los fuertes podemos y por ello recibimos más circunstancias complicadas con las cuales aferrarse a esta vida llena de contrastes. 
Explicaba también que mi torpeza no es voluntaria, que mis movimientos son sólo el estímulo de un sistema nervioso "autónomo" no tan autónomo. Esfuerzos involuntarios cargados de alteraciones sintomáticas que contribuyen a perturbar mi calidad de vida y a generar angustias innecesarias. 
Bien decían por ahí, todo parece indicar que el 99% de las condiciones en las que vivimos son netamente orgánicas, quizá sólo sea necesaria una pastillita para la felicidad.    

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