Hoy con mis 32 años vivo el primer día del año sin compañía, en otros años ha sido cerca de mi familia, debo reconocer que no ha sido fácil el desapego, sin embargo, una cena con amigas reales (de esas que echan la mano de modo tangible) salvo la noche y me hizo pensar que esa era mi realidad.
El hecho de que toda mi familia haya tomado un rumbo inesperado me hace sentir relativamente culpable, pero honestamente es algo que en verdad no me molesta, era tiempo de que todos dejaran de fingir y valoraran la cercanía que implicaba por lo menos cenar juntos.
Avanzaré como debe ser con mi propio cuerpo, con la espondilitis y ahora la fibromialgia, con mi dolor, con mis miedos, con mis angustias pero también con mis expectativas y mis alegrías verdaderas.
Así se vive!!
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