Termina esta semana, yo con un cuerpo decadente y una mente fría en los objetivos. Es una sensación un poco radical de continuar y continuar, dormir poco y pensar mucho.
Me refugio en mis contactos (así se llama a los que no son amigos), porque los que son amigos te buscan y te invitan un trago o un café. Me refugio en mi música y me refugio en mis lecturas y en mis sueños de un mejor lugar para la diabetes y para la espondilitis.
Al final de la semana, resulta que todo salió muy bien, la exigencia autoimpuesta fue cumplida, no falté a nada, no renuncié a nada y si me quedo con muchas notas de reflexión en donde incluso en algunas estuve nombrada por mis amigos.
¿Qué semana? ha sido determinante en mi toma de decisiones, en mis emociones y en mi futuro que como siempre no lo visualizo demasiado largo.
Me estoy divorciando a los 30, envejeceré a los 35 y moriré a los 40. Hagamos las cosas bien.
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